Blogia
transparencia

Caso Spiniak

Caso Spiniak: asociación ilícita o factor político

Si algo buscan los políticos de este país es su aparición en los medios, mientras más frecuente y más vista, mejor. Pero hay un "área rara" en la que nadie quiere verse envuelto, ni citado aunque sea "de lejos". En un país que se precia de su imagen internacional, con una "clase política" culta y civilizada que, a diferencia del espectáculo que dan las otras casas del "mal barrio", ha sabido llevar las cosas en orden, consensuar y cogobernar en beneficio de un programa común, lo ocurrido en los "casos" que con regularidad estallan ante la opinión pública podría convertirse incluso en un factor desestabilizador.
Un abismo de dimensiones por ahora incalculables es el que se abre por las continuas réplicas de los sismos de alto grado conocidos como "coimas", MOP-Gate y Spiniak, especialmente éste último, en el que aparecerían vinculados personajes de la política y las finanzas.
Ni los tribunales de justicia –véase la controversia en torno a las "filtraciones" y el papel jugado por la ministra Ana Chevesich- ni La Moneda se han salvado de las consecuencias que podrían tener estos escándalos, o que ya lo tienen según se ha visto por el tratamiento dado al cuestionado alcalde Pinto, de Valparaíso, cuya "bajada" como candidato a una reelección y "congelamiento" de su militancia en un partido de gobierno es ya un hecho consumado. Y dicho sea de paso, contrasta la reacción de la DC, por lo menos una vez salido el hecho a la luz pública, con el alto grado de histeria y las "solidaridades" desencadenas por parecidos motivos en el partido de Novoa.
No es un hecho menor el que el ministro Insulza llamara a una urgente reunión en el Palacio de Gobierno para analizar la nueva situación creada con el estallido del "caso" Pinto. Más bien parecería una confirmación de que el "caso pedofilia" ya no sólo dejó de ser un hecho delictivo que afectaba a una incalculable cantidad de menores explotados sexualmente para inundar las arenas políticas con parlamentarios puestos en la picota pública, sino que se ha convertido en un factor político, en –para usar la pintoresca terminología en boga- un "problema país".
Y ahora todos especulan con el contenido de los "cuadernos secretos" del ministro instructor de la causa, temblando ante las revelaciones que de ellos puedan surgir.
Para el gobierno, parece haber llegado la hora del lobby, como lo indicaría el llamado hecho a Enrique Correa, bien conocido por sus habilidades negociadoras y su profesionalismo en materias de asesoramientos estratégicos.
Un "hecho común", de simple crónica amarilla, ha traspasado sus propias fronteras y tiene en jaque a la "clase política", al transformarse en un factor que pudiera incidir en las plantillas de candidatos, municipales y parlamentarios. La pregunta que ronda es cuánta será la capacidad de un sistema basado en la cohabitación en el marco institucional y del modelo económico, para soportar el terremoto en que podría convertirse la revelación de los nombres implicados en la asociación ilícita montada por Spiniak. No se trata, por cierto, ni de hacer pronósticos infundados, condenar antes del debido proceso ni, tampoco, alegrarse ante tan lamentable espectáculo. Pero, cuando las "instituciones" que al decir del Presidente funcionan tan bien y hay que dejarlas que continúen haciéndolo, se denotan compuestas por personajes de baja calaña y salen a la luz hechos deleznables, la pregunta por la estabilidad viene de suyo y la sospecha es que ésta pudiera fundarse sobre alguna suerte de complicidad.
No es ésta una presunción en extremo suspicaz, en un país tan asolado por el morbo de la impunidad.
Tal vez la famosa palabreja puesta en boga por la Concertación y asumido por todos, ésa que habla de "transparentar", deba ser sometida a un examen más minucioso para determinar qué es lo que debe "transparentarse" en este país. Si nuestra "democracia" es cuestionada por la opinión ciudadana y alcanza un nivel de descrédito nunca visto en la historia, bien valdría preguntarse acerca de sus contenidos y aceptar, especialmente por parte de la "clase política" que la tal democracia no era tal. Si la auto reproducción de los poderes del Estado, el escamoteo de la voluntad popular por la vía de un sistema electoral binominal, la discriminación social a la hora de postular a cargos de representación y la calculada marginación de millones de electores, no nos estarán hablando de un fenómeno más profundo. De algo así como una "asociación ilícita" en una red que ha montado mecanismos de protección, sutiles o no tanto, para seguir administrando el poder y disfrutando de sus beneficios.
Tal vez sea la hora, llegado este "caso" a constituirse en un factor político de primera entidad, de hacerse cargo de los problemas de fondo y preguntarse, todos a una, qué es lo que está sucediendo en las profundidades de nuestra sociedad. El hacia dónde vamos, bien puede ser respondido con el de dónde venimos: de una dictadura neoliberal hacia una "democracia" pactada, igualmente neoliberal.
Y habrá que estar alertas.
G. R.

Fuente: http://elsiglo.cl

0 comentarios